martes, 3 de marzo de 2015

Hoy me siento cansada. Dar un solo paso es agotador, pero me veo obligada a seguir caminando. Mi mente muta en remolinos frenéticos en los que veo pasar imágenes y sentimientos que me hacen empequeñecer, sintiéndome diminuta e insignificante ante cualquier posible conjura del cruel destino. El destino... ¿Será cierto que existe? ¿Acaso puede ser que estemos atados a una existencia meramente formal, avanzando a lo largo de nuestra vida por caminos y puntos ya escritos y establecidos previamente? ¿Es posible que realmente sólo seamos marionetas en manos de un oráculo capaz de profetizar nuestro destino? Y, si realmente el destino existe, ¿tenemos nosotros la capacidad de cambiarlo?¿Poseemos los humanos alguna posibilidad de éxito a la hora de luchar contra aquello que ya se encuentra escrito?


No hay comentarios:

Publicar un comentario